domingo, 15 de marzo de 2015

VERSOS DEL SHAMBAR

Terrígeno y denso.
Es un huayco al revés: no baja,
mortal, entre riscos y lamentos
llevándose nuestra parcela,
nuestra planta de aliso
y acaso nuestros sueños;
es, más bien, vital elevación.
Apacible como hostia líquida.

Escucha esta receta:
Trigo remojado y secado al sol (resumen
saludable de calor, es decir
energía pura)
enseguida resbalado en el batán de la abuela,
alverjón seco, frejoles, garbanzos
y habas como gemas ador-
nando el lago exquisito en el que, sumergido
hasta el cogote, flota imponente
un pedazo de oreja, pellejo o de papada de chancho
y una buena porción de jamón serrano;
encima ramitas de culantro, hierba buena
o si quieres huacatay.
La sazón la pone el genio
de una mano trujillana.

Nuestro es el shámbar,
cálido como la bondad en Mansiche.
Se sirve sin mezquindad cuando quieras,
pero mejor si es un lunes como este.
En plato hondo.
Y como compañía
una infinita sonrisa de cristal.








“Una sopa de menestras 
de mi tierra liberteña, 
se ha convertido en la enseña 
de su cocina maestra. 
El shambar es una muestra 
de la transculturización, 
Trujillo le dió adopción 
a este serrano potaje 
y hoy luce como un mensaje 
de la peruanización”



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